¿Cómo se valora una empresa?

Conviene recordar que la valoración de una empresa trata de buscar el valor global de la misma y no su precio, siendo preciso en todo momento tener presente las diferencias notables entre ambos conceptos. Muchos de los clientes de nuestra gestoría en Palma tienen dudas respecto a estos dos conceptos por lo que es algo muy común que merece la pena aclarar.

El valor se determina en abstracto, en tanto que el precio tiene en cuenta elementos subjetivos, es una realidad derivada de la negociación, siendo la base de la discusión el valor estimado.

Existen en la práctica un gran número de métodos de valoración que utilizamos para valorar una empresa, que en una primera aproximación podríamos clasificar entre simples y compuestos (aquellos que resultan de combinar dos o más métodos simples).

Los primeros se basan en el análisis de algunos de estos tres datos esenciales para la valoración:

  • El activo neto real
  • El valor sustancial
  • El rendimiento futuro que se puede esperar razonablemente de la explotación del negocio.

Los métodos compuestos, derivados de los anteriores, se diferencian entre sí por la importancia que atribuyen a cada uno de estos elementos en el cálculo del valor del conjunto. Entre éstos podemos señalar el método “indirecto o de los prácticos”, el método “directo o renta del goodwill”, etc.

Determinar el activo neto real, el valor sustancial y evaluar el beneficio de explotación constituyen fases de valoración que cabría calificar de clásicas. Hay unanimidad casi total a la hora de considerar estos elementos como base de la valoración.

Sin embargo, también es opinión compartida el que uno sólo de estos métodos no es suficiente para valorar una empresa.

Así, la Federación Europea de Expertos Contables, (FEE) en la formulación de sus reglas expone: “la sustancia y la renta constituyen dos factores estrechamente ligados que no pueden ser nunca considerados ni apreciados aisladamente, sino que deben serlo siempre en función de sus relaciones recíprocas. Es por lo que ni el valor sustancial, ni el valor de rendimiento aportan separadamente una solución al problema planteado por la valoración de las empresas; sólo si se toman en consideración los dos elementos puede llegarse a una estimación aproximada a la realidad”.

Nuestra opinión está encaminada asimismo en este sentido, y es por ello por lo que consideramos la conveniencia de incidir de forma más profunda en el desarrollo de los anteriormente citados métodos compuestos.

Los métodos que se desarrollarán en este trabajo, pueden recogerse bajo el siguiente esquema:

Métodos simples:

  • Valor contable
  • Valor intrínseco
  • Valor en renta

Métodos compuestos:

  • Método indirecto o de los prácticos
  • Método directo o de la renta del goodwill

Métodos basados en el descuento de flujos de fondos:

Descuentos de flujos de fondos E.B.I.T.D.A.

A continuación, y adentrándonos ya en la aplicación práctica de la metodología anteriormente expuesta, pasamos a desarrollar cada uno de los distintos métodos de valoración a fin de determinar simultáneamente su incidencia real en la Compañía.

MÉTODOS SIMPLES

VALOR CONTABLE

Este método de valoración, que suele recibir otras denominaciones como: Patrimonio neto, Valor en libros, o Valor teórico, viene a significar en cuánto exceden los bienes y derechos de la empresa a las deudas contraídas, atendiendo a criterios de valoración de índole histórico, por lo que indica los bienes propiedad de los accionistas en un momento dado, como resultado de la gestión de la empresa desde su creación.

Es por tanto, un pseudo valor de liquidación que define el capital susceptible de ser recuperado.

Son evidentes las limitaciones que presenta este método para la valoración de la Compañía, las cuales podríamos resumir de la siguiente forma:

  1. Esta valoración ha sido efectuada atendiendo a unos estados financieros, preparados de acuerdo con los Principios de Contabilidad generalmente aceptados, es decir, valorando sus componentes con criterios históricos.
  2. Este método sólo tiene en cuenta las variables que engloban los estados financieros, olvidando componentes de singular importancia, como son las expectativas e ignora que una empresa vale por lo que puede ofrecer en el futuro, es decir, por su capacidad demostrada en generar beneficios y amortizar, al propio tiempo, el capital invertido.

VALOR INTRÍNSECO

El valor intrínseco o del patrimonio neto corregido, también llamado de reposición o sustancial, viene a solucionar si no todas, al menos una parte de las deficiencias del valor contable.

Este criterio pretende representar el verdadero patrimonio de la empresa, que sin duda no tiene que coincidir con el activo neto contable, ya que la mayoría de los valores contables que aparecen en el balance no corresponden a los valores reales de los bienes de la compañía.

VALOR EN RENTA

También conocido como valor de rendimiento, valor actual o valor potencial, el valor actual de una empresa está constituido por la suma de sus rentas futuras descontadas en el momento de la valoración. Este enfoque considera a la empresa como un sólo proyecto de inversión. En condiciones normales cabe esperar que el valor actualizado sea superior al valor sustancial.

MÉTODOS COMPUESTOS

Los métodos compuestos de valoración de empresas están basados en el concepto del “goodwill”. Por dicho término se entiende el excedente del valor total de la empresa sobre su valor sustancial.

Este valor no aparecería si se pudiese representar la integridad del patrimonio en su conjunto. En el momento en que se trata de descomponer la totalidad del patrimonio se observa que la totalidad de éste no está compuesta únicamente por valores corporales, y por lo tanto al balance de la empresa en el momento de la valoración, le falta un elemento más que se identifique como generador de la renta diferencial positiva o negativa con relación a la renta normal. Es lo que generalmente se define como “super-beneficio”.

MÉTODO INDIRECTO O DE LOS PRÁCTICOS

La FEE estima que este método se basa en consideraciones lógicas ya que, por un lado, sólo la mitad de la plusvalía del valor de rendimiento sobre el valor sustancial es atribuida al “goodwill” puesto que se tiene en cuenta la mayor incertidumbre que caracteriza al valor de rendimiento. Asimismo, se considera el hecho de que el “goodwill” sea más aleatorio y menos duradero que el valor sustancial, pues es evidente que el “goodwill” creado por el vendedor de la empresa desaparece a la larga debiendo el comprador reconstituir uno nuevo, lo que supone que debe ser amortizado más rápidamente, justificando la disminución del valor de rendimiento a efectos de no pagar íntegramente la plusvalía al cedente.

MÉTODO DE CAPITALIZACIÓN DEL GOODWILL DURANTE UN TIEMPO LIMITADO

El anterior método compuesto, ha sido criticado por el carácter ilimitado que otorga a la duración del goodwill, el cual está siempre amenazado debido al juego de la competencia y de las variaciones en las fases de evolución de las empresas, por lo que a largo plazo el valor de rendimiento tiende hacia el valor sustancial, si no se toman medidas para crear un nuevo goodwill, responsabilidad del nuevo propietario de la empresa.

Para corregir esta debilidad se ha tomado el criterio de capitalizar la renta durante un tiempo limitado.

DESCUENTO DE FLUJOS DE FONDOS

Se ha empleado para determinar el valor de las Compañías el método de descontar los flujos de fondos -cash flows- esperados en un período de tiempo determinado y aplicar después un valor residual como renta perpetua.

E.B.I.T.D.A.

Este método se utiliza fundamentalmente cuando se trata de valorar empresas que operan en mercados con un alto grado de expansión, y en consecuencia, las empresas también experimentan un elevado crecimiento.

Con el Ebitda (earnings before interests, taxes, depreciation, and amortization), es decir, dando el resultado sin tener en cuenta los intereses, los impuestos, la depreciación y las amortizaciones, se daban unas cifras presentables, sin que en la cuenta de explotación se viera el efecto siempre negativo del exceso de gastos financieros, y del aumento de las amortizaciones que las adquisiciones comportaban. Todo ello, pensaban los partidarios del Ebitda, será de sobra compensado en un futuro cuando el aumento de tamaño, y las economías de escala, mejoren el verdadero resultado.

¿Cómo se valora una empresa?

Conviene recordar que la valoración de una empresa trata de buscar el valor global de la misma y no su precio, siendo preciso en todo momento tener presente las diferencias notables entre ambos conceptos. Muchos de los clientes de nuestra gestoría en Palma tienen dudas respecto a estos dos conceptos por lo que es algo muy común que merece la pena aclarar.

El valor se determina en abstracto, en tanto que el precio tiene en cuenta elementos subjetivos, es una realidad derivada de la negociación, siendo la base de la discusión el valor estimado.

Existen en la práctica un gran número de métodos de valoración que utilizamos para valorar una empresa, que en una primera aproximación podríamos clasificar entre simples y compuestos (aquellos que resultan de combinar dos o más métodos simples).

Los primeros se basan en el análisis de algunos de estos tres datos esenciales para la valoración:

  • El activo neto real
  • El valor sustancial
  • El rendimiento futuro que se puede esperar razonablemente de la explotación del negocio.

Los métodos compuestos, derivados de los anteriores, se diferencian entre sí por la importancia que atribuyen a cada uno de estos elementos en el cálculo del valor del conjunto. Entre éstos podemos señalar el método “indirecto o de los prácticos”, el método “directo o renta del goodwill”, etc.

Determinar el activo neto real, el valor sustancial y evaluar el beneficio de explotación constituyen fases de valoración que cabría calificar de clásicas. Hay unanimidad casi total a la hora de considerar estos elementos como base de la valoración.

Sin embargo, también es opinión compartida el que uno sólo de estos métodos no es suficiente para valorar una empresa.

Así, la Federación Europea de Expertos Contables, (FEE) en la formulación de sus reglas expone: “la sustancia y la renta constituyen dos factores estrechamente ligados que no pueden ser nunca considerados ni apreciados aisladamente, sino que deben serlo siempre en función de sus relaciones recíprocas. Es por lo que ni el valor sustancial, ni el valor de rendimiento aportan separadamente una solución al problema planteado por la valoración de las empresas; sólo si se toman en consideración los dos elementos puede llegarse a una estimación aproximada a la realidad”.

Nuestra opinión está encaminada asimismo en este sentido, y es por ello por lo que consideramos la conveniencia de incidir de forma más profunda en el desarrollo de los anteriormente citados métodos compuestos.

Los métodos que se desarrollarán en este trabajo, pueden recogerse bajo el siguiente esquema:

Métodos simples:

  • Valor contable
  • Valor intrínseco
  • Valor en renta

Métodos compuestos:

  • Método indirecto o de los prácticos
  • Método directo o de la renta del goodwill

Métodos basados en el descuento de flujos de fondos:

Descuentos de flujos de fondos E.B.I.T.D.A.

A continuación, y adentrándonos ya en la aplicación práctica de la metodología anteriormente expuesta, pasamos a desarrollar cada uno de los distintos métodos de valoración a fin de determinar simultáneamente su incidencia real en la Compañía.

MÉTODOS SIMPLES

VALOR CONTABLE

Este método de valoración, que suele recibir otras denominaciones como: Patrimonio neto, Valor en libros, o Valor teórico, viene a significar en cuánto exceden los bienes y derechos de la empresa a las deudas contraídas, atendiendo a criterios de valoración de índole histórico, por lo que indica los bienes propiedad de los accionistas en un momento dado, como resultado de la gestión de la empresa desde su creación.

Es por tanto, un pseudo valor de liquidación que define el capital susceptible de ser recuperado.

Son evidentes las limitaciones que presenta este método para la valoración de la Compañía, las cuales podríamos resumir de la siguiente forma:

  1. Esta valoración ha sido efectuada atendiendo a unos estados financieros, preparados de acuerdo con los Principios de Contabilidad generalmente aceptados, es decir, valorando sus componentes con criterios históricos.
  2. Este método sólo tiene en cuenta las variables que engloban los estados financieros, olvidando componentes de singular importancia, como son las expectativas e ignora que una empresa vale por lo que puede ofrecer en el futuro, es decir, por su capacidad demostrada en generar beneficios y amortizar, al propio tiempo, el capital invertido.

VALOR INTRÍNSECO

El valor intrínseco o del patrimonio neto corregido, también llamado de reposición o sustancial, viene a solucionar si no todas, al menos una parte de las deficiencias del valor contable.

Este criterio pretende representar el verdadero patrimonio de la empresa, que sin duda no tiene que coincidir con el activo neto contable, ya que la mayoría de los valores contables que aparecen en el balance no corresponden a los valores reales de los bienes de la compañía.

VALOR EN RENTA

También conocido como valor de rendimiento, valor actual o valor potencial, el valor actual de una empresa está constituido por la suma de sus rentas futuras descontadas en el momento de la valoración. Este enfoque considera a la empresa como un sólo proyecto de inversión. En condiciones normales cabe esperar que el valor actualizado sea superior al valor sustancial.

MÉTODOS COMPUESTOS

Los métodos compuestos de valoración de empresas están basados en el concepto del “goodwill”. Por dicho término se entiende el excedente del valor total de la empresa sobre su valor sustancial.

Este valor no aparecería si se pudiese representar la integridad del patrimonio en su conjunto. En el momento en que se trata de descomponer la totalidad del patrimonio se observa que la totalidad de éste no está compuesta únicamente por valores corporales, y por lo tanto al balance de la empresa en el momento de la valoración, le falta un elemento más que se identifique como generador de la renta diferencial positiva o negativa con relación a la renta normal. Es lo que generalmente se define como “super-beneficio”.

MÉTODO INDIRECTO O DE LOS PRÁCTICOS

La FEE estima que este método se basa en consideraciones lógicas ya que, por un lado, sólo la mitad de la plusvalía del valor de rendimiento sobre el valor sustancial es atribuida al “goodwill” puesto que se tiene en cuenta la mayor incertidumbre que caracteriza al valor de rendimiento. Asimismo, se considera el hecho de que el “goodwill” sea más aleatorio y menos duradero que el valor sustancial, pues es evidente que el “goodwill” creado por el vendedor de la empresa desaparece a la larga debiendo el comprador reconstituir uno nuevo, lo que supone que debe ser amortizado más rápidamente, justificando la disminución del valor de rendimiento a efectos de no pagar íntegramente la plusvalía al cedente.

MÉTODO DE CAPITALIZACIÓN DEL GOODWILL DURANTE UN TIEMPO LIMITADO

El anterior método compuesto, ha sido criticado por el carácter ilimitado que otorga a la duración del goodwill, el cual está siempre amenazado debido al juego de la competencia y de las variaciones en las fases de evolución de las empresas, por lo que a largo plazo el valor de rendimiento tiende hacia el valor sustancial, si no se toman medidas para crear un nuevo goodwill, responsabilidad del nuevo propietario de la empresa.

Para corregir esta debilidad se ha tomado el criterio de capitalizar la renta durante un tiempo limitado.

DESCUENTO DE FLUJOS DE FONDOS

Se ha empleado para determinar el valor de las Compañías el método de descontar los flujos de fondos -cash flows- esperados en un período de tiempo determinado y aplicar después un valor residual como renta perpetua.

E.B.I.T.D.A.

Este método se utiliza fundamentalmente cuando se trata de valorar empresas que operan en mercados con un alto grado de expansión, y en consecuencia, las empresas también experimentan un elevado crecimiento.

Con el Ebitda (earnings before interests, taxes, depreciation, and amortization), es decir, dando el resultado sin tener en cuenta los intereses, los impuestos, la depreciación y las amortizaciones, se daban unas cifras presentables, sin que en la cuenta de explotación se viera el efecto siempre negativo del exceso de gastos financieros, y del aumento de las amortizaciones que las adquisiciones comportaban. Todo ello, pensaban los partidarios del Ebitda, será de sobra compensado en un futuro cuando el aumento de tamaño, y las economías de escala, mejoren el verdadero resultado.

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